24 dic 2011

Hoy me he encontrado con la muerte en el cuarto trescientos uno, planta once.
Llevaba sobre mi cabeza hará cosa de un mes. Ella también me miraba, -como lleva haciendo desde que nos conocemos -
Agazapada en las pupilas de un hombre aleatorio que se lo merecía
tanto como cualquiera.
Se ha asomado entre las cataratas de su paciente, colocada de morfina,
entrecortándose como la respiración de aquél ha hablado a ritmo de gotero.  Que no tenga prisa por las paredes acromáticas,  ni por los ascensores industriales
ni por el olor a suero armónico a los halógenos.  
Que me tiene reservado algo más lento,
menos patológico.
He buscado en el vademécum pero ella comentó algo de ciertos libros imposibles. Incluso ha consentido el detalle de darme a elegir
entre morir o matar.

Si cumple la sentencia, sé lo que viene.
Me despido de los lunes, de los martes, de los miércoles.
Sabré que es domingo porque querré volarme la cabeza en cada resaca.
Reconoceré los sábados por saciarme de engaño vaciando botellas.  
Y lo que antes eran días tornarán en una eterna sucesión de horas idénticas
en la que conciliaré el sueño
únicamente cuando se apiade la memoria.

Si planto cara escojo el agotamiento voluntario,
Puedo ganar la prórroga de un mal partido,
Un epílogo más extenso que la  propia historia.

Así pues, intentaré explicarle
Que poco me importa ganar o perder
Porque al fin y al cabo, ya estoy muriendo
y es por verte.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

музыка